Fritjof Capra y la Educación
Un modelo de proyectos eco-educativos
¿Cuál es el fin de la educación ecológica?
Los
pequeños de hoy en palabras del propio Capra “tienen el reto de construir
comunidades ecológicamente sostenibles diseñadas de tal modo que sus tecnologías,
sus instituciones sociales y sus estructuras no interfieran la capacidad
inherente a la naturales para mantener la vida.
Las
capacidades que Fritjof Capra trata de desarrollar con esta pedagogía se basan
en cuatro pilares: cabeza, corazón, manos y espíritu.
La
cabeza, abarca el conocimiento ecológico, la habilidad para pensar y resolver
problemas creativamente aplicando ética en el medio ambiental.
Corazón,
se refiere a un sentimiento profundo, de la importancia del bienestar de la
tierra y de todos los seres vivos que la habitan, supone compromiso de equidad,
justicia, exclusividad y respeto por todos.
Las
manos, hacen referencia al desarrollo, habilidades prácticas para crear, usar
herramientas, objetos y procedimientos para crear comunidades sostenibles.
El
Espíritu, Capra lo propone como una sensación de admiración y capacidad de
reverencia ante la vida.
La Ecologia, ciencia que estudia todos los seres vivos
y su ambiente. En Guatemala contamos con
una variedad de ecosistemas y especies, el país a nivel mundial ocupa la posición
24 de 25 paises con mayor diversidad arbórea, en relación a la flora y fauna nativa
se reportan 1170 como endémicas, lo que representa gran riqueza comparad o con
otras regiones. Somos un país bendecido
en ubicación, clima y diversidad ecológica, solamente debemos conservarlo para
que pueda ser disfrutado por la generaciones venideras.
Al mencionar educación
en Guatemala, nos vienen varias ideas, podríamos mencionar que el sistema que
se ha implementa en el país ha sido repetitiva y deficiente, no permite a los
estudiantes experimentar, investigar, desarrollar juicios, debatir y cuestionar. Este modelo educativo ha sido empleado por
varios años, lo que nos hace pensar que quienes nos han antecedido han sido
generaciones poco participativas y no han generado cambios positivos en el
entorno.
La educación de los jóvenes
ha sido entregada a personas que no continúan con estudios universitarios, lo cual
nos condena a seguir en la línea repetitiva y deficiente, necesitamos en la
educación profesionales con nuevas visiones y nuevos conocimientos para que
poco a poco logremos jóvenes propositivos y generadores de cambios.
Cuando logremos hacer
cambios en nuestros modelos educativos, modelos que permitan el desarrollo del
potencial de nuestros jóvenes, haciendo de ellos, agentes de investigación, de exploración
y cuestionadores, podremos incluir la ecología en la curricula educativa, ya
que primero debemos provocar en ellos el deseo de aprender para vivir, para
apreciar y coexistir con su entorno. Si
no logramos esos cambios que urgen, se estarán repitiendo los mismos errores,
vivir el momento y no el futuro, no apreciar el medio ambiente y satisfacernos
de él.